martes, 14 de junio de 2011

Viaje a Francia 10-13 junio

Ayer, día 13 de junio, regresé a las ocho menos cinco de la tarde de un viaje de puente a Francia con el que mi familia se planteaba darme una sorpresa. El objetivo del viaje en cuestión era celebrar el bicentenario del nacimiento del fundador de la Congregación de Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor, el beato José Tous y Soler , en cuya ceremonia de beatificación mi familia estuvo tan activamente implicada. Dicho bicentenario se festejó el pasado 31 de marzo, pero el viaje se ha realizado este fin de semana, organizado, como todos los actos que tienen que ver con el beato Tous, por la agencia de viajes Okay Tours. En principio solo tocaría la ciudad de Toulouse, donde el beato vivió durante siete años, de 1836 a 1843, como capellán de las benedictinas del Santísimo Sacramento. Pero mi padre, tan eficiente como siempre, decidió llevar el viaje hasta la localidad de Lourdes, donde se apareció la Virgen María a Santa Bernardita. No estaba previsto que mi hermano y yo acompañáramos a mis padres, pero mediante una conspiración por parte suya, me enteré el mismo día de iniciar el viaje. A pesar de que mi padre estaba malo(con una diarrea de tres pares de narices) le tengo que agradecer que hiciera el gran sacrificio de conducir ocho horas hasta Toulouse(18:00-22:05 de Salamanca a Irún y otra vez 22:45-02:15 de Irún a Toulouse)
A las 13:15 del sábado 11 de junio llegó de Barcelona el autobús que traía a las sesenta integrantes del grupo(sumando a María del Carmen y a Jacinta, las monjas que cuidan del cardenal Bertone, que viajaron desde Roma) y tras comer deprisa y corriendo, nos fuimos a hacer la visita de los lugares más emblemáticos de Toulouse: como el Liceo de San Sernín o la catedral de la ciudad, dedicada a Santo Tomás de Aquino. Luego fuimos a la Basílica de San Sernín para celebrar misa, antes de lo cual habíamos efectuado una breve visita panorámica de la cuarta ciudad más grande de Francia. Tras la cena, compuesta por ensalada, confitado de pato y mi cuit de chocolate templado con helado de vainilla y salsa de frambuesa, recibí el regalo que el cardenal secretario de Estado me había enviado por mi cumpleaños: una Bendición Apostólica firmada por él y con su sello oficial.

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