jueves, 30 de diciembre de 2010

Punta Cana , 21-29 diciembre 2010







Ayer , a las 09:45, el avión de Air Europa procedente del aeropuerto internacional de Punta Cana(República Dominicana) aterrizó en hora en el aeropuerto español de Madrid-Barajas tras un vuelo de aproximadamente siete horas y media. A bordo íbamos yo y siete personas más, de vuelta de nuestras vacaciones caribeñas comenzadas el 21 de diciembre a las 16:30, con el vuelo de nueve horas y diez minutos que unía Madrid con la ciudad costera caribeña de Punta Cana: con una hora y media de retraso , los ocho integrantes de las familias Gómez Tejeda-Sánchez Marín García despegamos a bordo de un modesto avión de Air-Berlin , compañía alemana comercial especializada en vuelos domésticos. Sobrevolamos Portugal, Bermudas(Reino Unido) Antillas(Francia) y Puerto Rico(Estado Libre Asociado de Estados Unidos) hasta tomar tierra en el aeropuerto regional dominicano de Punta Cana. Eran ya sobre las 20:45 de la tarde(hora dominicana) cuando, tras recoger las maletas en ese aeropuerto de techos de paja , subimos a un autocar de la compañía Soltour cuya misión era la de transportarnos al hotel que habíamos elegido : el Gran Bahía Príncipe Esmeralda , perteneciente al grupo Piñero, un cinco estrellas gran lujo miembro del complejo de siete hoteles Bahía Príncipe en República Dominicana. Por el camino, la encargada de recogernos y trasladarnos al complejo, una empleada de Soltour llamada Celia , muy agradable, nos fue explicando que, a la mañana siguiente a las 09:00 deberíamos presentarnos en la recepción del hotel Bahía Príncipe Bávaro para una reunión informativa que planificaría las excursiones y los billetes de avión: "Esta reunión, dijo, es el único acto importante de todos sus días en mi país, por lo tanto, les ruego puntualidad extrema" También nos informó sobre el asunto del impuesto de salida: serían 20 dólares en vez de 10. "Por favor, guarden esos 20 dolaritos en el fondo de la cartera, pues están destinados a la tasa de salida" Cuando llegamos al Bávaro, los maleteros transportaron nuestras maletas hasta el trenecito traqueteante que nos llevó al hotel. Tras cenar en el buffet "Jazmín" mi padre tuvo que explicarle a un empleado que habíamos pedido habitaciones comunicadas.


A las 09:00 del día siguiente, estábamos en la recepción del Bávaro , donde Celia nos explicó las excursiones a realizar si queríamos llevarlas a cabo y volvió a reafirmar la tasa de salida. Total , que de billetes de avión, nada. Todavía no sé por qué las compañías lo único que quieren es venderte excursiones en esas reuniones informativas. Tras eso, esa jornada se dedicó a la exploración del complejo. Tren por aquí y por allá, esa noche reservamos una cena en el restaurante italiano.



Los días siguientes transcurrieron en una relativa calma , hasta que el 28 de diciembre llegó la hora de irnos. Pagamos el impuesto de salida y antes de darnos cuenta estábamos a bordo del avión de Air Europa de regreso a España.



Mis vacaciones han sido magníficas, mas pienso que hubieran sido más completas con alguna excursión.

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