jueves, 24 de junio de 2010

Se acabó el curso

Otro curso , otro verano. No voy a decir que estoy contento de que se haya acabado el instituto , porque ahora me va a costar un poco acostumbrarme a la rutina de verano. Pero sobre todo , le doy las gracias a todo el instituto en general. No sé por qué nos dan vacaciones , para mí lo mejor sería quedarme en el instituto . Gracias a todos pero especialmente a las siguientes personas :
A mi madre, por apoyarme y darme ánimos
A Joan, mi orientador , por ayudarme a resolver dificultades
A Marta, mi ATE , por estar siempre a mi lado en lo fácil y en lo difícil.
A Pepe, por hacerme vivir esas clases tan divertidas.
A todos los demás, les digo : Vielen Dank fur alles , was Sie fur mich getan haben in diesem Jahr(Muchas gracias por todo lo que habéis hecho por mí en este año)

domingo, 6 de junio de 2010

Oberammergau 2010 ( español y alemán)

Me dispongo a hacer un post sobre mi viaje del 21 al 24 de mayo a la región alemana de Baviera, fronteriza con Austria y Suiza. Estuve a punto de no ir , porque mi hermano y yo nos pusimos malos el 20 de mayo, día en que teníamos previsto salir hacia Madrid, pero gracias a la intercesión de Nuestra Señora de Altotting, patrona de Baviera, pudimos salir. A las 05:30 del 21 de mayo, nos encontrábamos en la T1 del aeropuerto de Barajas, dispuestos para salir a las 07:40 hacia el aeropuerto Franz Joseph Strauss de Munich. Tras abordar el avión y alcanzar velocidad de crucero, el que aquí escribe sobrevoló los espacios aéreos de Francia y Suiza antes de entrar en espacio aéreo alemán sobre las 10:05. A las 10:30, el avión tomó tierra en Munich, y el menda fue transportado en silla de ruedas(,, qué morro,, en palabras de mi hermano)por los inmensos pasillos del aeropuerto muniqués. Tras recoger el equipaje, mi padre nos condujo al exterior de las instalaciones aéreas, con lo cual una bocanada de aire frío, propia del mayo alemán, me impactó en la cara. Una furgoneta contratada por mi padre circuló por los alrededores de Munich antes de meterse de lleno en la vorágine de hora punta de la capital bávara. En aquel momento , eran las 11:15. Mis compañeros de clase, deduje , acabarían de salir al recreo de media mañana. La furgoneta circuló por las calles de Munich , antes de estacionar frente a un hotel llamado Eden Wolf. A la entrada, una multitud de peregrinos , con sus tarjetas de identificación propias, me saludaba frenético. Entre ellos, distinguí a Milanka, por medio dela cual había sido capaz de ir .